El grupo tenía su salida en el bar Caspe de la calle Caspe de Zaragoza, y él era capaz de arrancar la carcajada de cualquiera, aun sin conocerte, a las cinco de la mañana.
Desde ese momento fué siempre mi amigo. Tenía la sorna picantona del aragonés chocante, y sabía crear buen ambiente allá donde estuviera.
Como humano que fué, habrá tenido sus flaquezas, pero era amigo de sus amigos y me consta que ha sabido sacar a una gran familia adelante, familia hoy destrozada por su inesperada marcha.
Tengo infinidad de recuerdos en las más insospechadas situaciones, "La mortadela", "los 20 Platos" "Sandokan y la Sandokana", y tantas y tantas anecdotas donde con Fernando, nos hemos partido de risa.
Era un gran compañero veterano y deseando ayudar a los novatos. Con él aprendí muchas cosas profesionales, bailes, cantos de grupo etc, pero sobre todo que con buen ambiente todo sale bien, o cuando menos se pasa un buen rato.
La Semana Santa zaragozana era otra de sus pasiones, y hoy se ha marchado vestido impecablemente de cofrade del Silencio, aunque estoy seguro que allá donde esté, silencio habrá poco.
Gracias amigo, por haber formado parte de mi vida, no te olvidaré facilmente.
Un beso para toda la familia, especialmente para Nuria y Fernando.
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